EL ÚLTIMO VIAJE A PARIS
Nuestro último viaje a París fue en 1996. Vivimos en casa de Francoise de
Tailly en el barrio de Neully-sur-Seine. Una avenida bordeada de añosos castaños,
los que dan esos frutos tan bonitos y lustrosos, pero que no se comen: los
llaman castaños bravo. A dos cuadras estaba la vieja casona donde pasó sus
últimos años el pintor Toulouse-Lautrec. Fué un viaje muy gastronómico, donde
además de comer muy bien a la noche en lo de Francoise con su cocinero
argelino, los mediodías descubríamos restaurantes y nos dábamos muchos gustos.
Reiteradamente visitábamos la antigua maison Hediard, fundada en 1984, para
comprar sus insuperables “marrons glacés”o la sublime competencia de “Fauchon”
con sus treinta y seis mostazas diferentes; mi preferida era “a la ciboulette!”.
Me compré una linda camisa; una forma de tener a París cerca de mi corazón.
Fuimos a pasar días al pequeño castillo de catorce habitaciones de la
familia de Francoise, en Crillon-Le- Brave y también a la cercana ciudad de
Avignon, al Palacio del Papa y bailé alegremente en el famoso puente de la
canción, a pesar que llovía.
Bajando hacia Suiza, hicimos una etapa en la ciudad de Annecy en la alta
Saboya, porque nos avisaron que se celebraba la feria rural anual.
En las montañas de Saint
Moritz.
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