Mi refugio

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Alborada

miércoles, 25 de septiembre de 2013

CALYPSO


Cuando decidimos con Norma que, definitivamente, Punta del Este iba a ser el domicilio y lugar de retiro para nuestros últimos años, pensamos también que nuestro chalet “Alborada” no tenía el confort suficiente para los días fríos y húmedos del invierno, sumado a que el barrio de San Rafael podía ser un poco inseguro dado su soledad en esos meses.
Pensando en el tema y recorriendo la península con Norma y María descubrimos un lugar ideal. Era un edificio que recién se comenzaba a construir al final de la Playa Brava, frente mismo a la pequeña Playa de los Ingleses. Tres buenos dormitorios, un escritorio, piscina cubierta y loza radiante zonificada era lo que necesitábamos para afrontar los futuros crudos inviernos. Lo compramos a medias con María y fue la mejor inversión de los últimos años, porque fue una inversión para la vida.
















                                                        Frente al Calypso

Disfrutamos del Calypso. Frente a nuestras ventanas, las olas vienen y van en su recorrido eterno y miramos el paso lejano de los pequeños pesqueros o los grandes barcos pasando detrás de la isla de Lobos. El personal del edificio es excelente. Atentos, amables y siempre bien dispuestos. Lo administra la tradicional empresa de don Luis Sader, uno de los pioneros de Punta del Este. Siempre nos vamos por dos o tres meses al verano, a la casa de María y Bill, en Chicago, acortando el invierno de Uruguay. Y cuando en el verano vivimos en la Alborada, alquilamos Calypso y eso paga las expensas e impuestos del año.
Cuando regresamos de USA, hacemos una etapa en casa de Andrea y los nietos en Buenos Aires, y volvemos a Punta ansiosos por descubrir las primeras señales de la primavera y los primeros pimpollos de rosas en la serenidad inmutable del jardín.
Me enamoré de las rosas. Tenemos cuarenta y seis rosales. Nuestro asesor es Octavio Sciandro, viverista y jurado internacional de rosas. Siempre me gustaron, pero ahora las admiro y las amo. Por delicadas, por variadas, por perfumadas y por silenciosas. Dan todo y no piden nada, más que riego y algún nutriente. Sólo esperan que al cortarlas lo hagamos por el tallo que abajo tenga cinco hojas para que puedan volver a florecer. Las rosas se acercan a la perfección. Existen desde hace millones de años. Hallazgos arqueológicos demostraron que las primeras rosas datan de épocas prehistóricas. Simbolizan la copa de la vida, el alma, el corazón y el amor.
En la “Divina Comedia” Dante, representaba el paraíso con una gran rosa en cuyo centro estaba su amada Beatriz. Y a la madre Teresa se la representa con una rosa.

Norma cumplía ochenta años. Había que celebrarlo. Pensamos hacer una reunión de amigos y familia en la casa de María en José Ignacio, pero la casa aun no estaba preparada para una reunión amplia. Fue la muy querida Susana Liberman que con su habitual generosidad ofreció un magnifico almuerzo en su hermosa residencia. Vinieron de Chicago, María y Tommy, de Buenos Aires, Andrea, Sebastian, Lucas y amigos, familia de Norma de Montevideo así como todos los amigos que para el 15 de abril aun estaban en Punta del Este. Después de palabras lindas de María yo tome el micrófono con mucha emoción para hablarles a todos de lo que significaba Norma en mi vida, cincuenta y ocho años juntos. Termine diciendo “Norma es lo mejor que me paso en mi vida “.
En junio 2010 hicimos, probablemente nuestro último viaje a Chicago Tommy se graduaba de Economista en el Weinberg College of Arts. and Sciences de la Northwestern University de Chicago y queríamos estar presentes. Fue una larga ceremonia en la desfilaron felices miles de estudiantes mostrando en sus rostros la extraordinaria diversidad de razas y culturas que hoy pueblan los Estados Unidos. Estábamos orgullosos y radiantes por otro nuevo logro de Tommy. Ahora trabajara en una de las más grandes agencias de publicidad de Chicago por dos o tres años y luego hará su Master en Economía y en Leyes.

                       Tommy, la graduación.

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