Mi refugio

Mi refugio
Alborada

miércoles, 7 de agosto de 2013

EMBAJADOR “AD HONOREM “DE MIAMI






Presidente de Cotal, Raúl Soriano y el Alcalde del Condado de Miami Dade, Stephen Clar


El Alcalde del Condado de Miami Dade, Stephen Clark tuvo la deferencia de honrar a la revista COTAL con un Diploma de Honor por el que me nombraba Embajador “Ad Honorem del Turismo de Miami”
 

Al mismo tiempo que la revista Cotal crecía y era cada vez más prestigiosa e importante, por su contenido y su difusión, crecían también los celos y los intereses. Los celos porque en innumerable reuniones internacionales era más conocido el director de la revista y sus periodistas que las autoridades de la confederación. Lo que era lógico porque nosotros éramos siempre los mismos a través de los años y los dirigentes se renovaban; pero algunos mediocres y envidiosos, no lo entendían. Por otra parte, cuando llegó a la presidencia un funesto político ecuatoriano de nombre Armando Espinel Elizalde, empezó a presionarnos con varias exigencias que incluso llegaron a pretender una censura previa del contenido de la revista. El conflicto se agravó en vísperas de la Exposición Mundial de Sevilla, en 1992. El organismo organizador que era el Patronato de Turismo de Sevilla ya era nuestro cliente y teníamos una cordial relación con sus directivos. En una visita a Sevilla, el presidente Espinel, por su cuenta y en forma inconsulta, comprometió la cesión de dos páginas de la revista, sin cargo, al patronato, a cambio de algunas prerrogativas que no conocimos. Si nos lo hubiera solicitado o planteado, lo hubiéramos conversado, tal vez aceptado o negociado, pero en la forma autoritaria en que lo dispuso, nos negamos a cumplir ese compromiso.
Decidimos poner fin a la edición de la revista COTAL. Fue doloroso y traumático; la revista era para nosotros algo muy sentido y querido. Era el producto exitoso de muchos años de esfuerzo, de todo un equipo de gente, en Miami, en Buenos Aires y en muchos países del mundo con nuestros corresponsales. Teníamos puesta la camiseta de COTAL, éramos COTAL, pero exigíamos un mínimo respeto de sus autoridades, como periodistas y como empresarios.
Hubo varios intentos de algunos directivos de buena voluntad para que cambiáramos nuestra decisión, pero nos mantuvimos firmes.
Anunciamos a nuestros clientes que concluiríamos nuestra actividad editorial con la edición del mes de octubre de 1992. Tuvimos infinidad de adhesiones y reconocimientos por la labor que habíamos realizado, excepto por parte de la directiva de COTAL y por las asociaciones nacionales, que lamentablemente, temerosas del autoritario presidente Espinel, no salieron en nuestra defensa. La excepción fue la Asociación Panameña que nos dio su decidido apoyo. Tuvimos la satisfacción de que algunas grandes empresas compraron páginas para expresarnos agradecimiento por la labor que habíamos realizado.
Inmediatamente después de nosotros cesar como editores de COTAL el presidente Espinel, concedió directamente la edición de la revista a una empresa gráfica de su amistad, en Guayaquil, Ecuador, sin licitación. Obvian los comentarios



 

 El aviso de agradecimiento de Petrabax de España

Espinel Elizalde fue un personaje nefasto, no sólo para Revista Cotal, sino para la propia Confederación que presidía. Desde entonces, la revista Cotal apareció o no, por diferentes períodos. Al mismo tiempo y muy probablemente por la falta de nuestra revista, que era su imagen y la vidriera que exaltaba y difundía sus actividades, comenzó la decadencia de la Confederación, hasta hoy, muchos años después en que, por lo que sabemos, languidece y sobrevive, sin pena ni gloria.


Nos despedimos de clientes, socios, suscriptores y amigos con un editorial publicado en la última edición en el que relatábamos los hechos que habían dado lugar a este final.
Terminaba una etapa de varios años de trabajo y una época de nuestra vida que nos había dado muchas satisfacciones, logros, viajes, atenciones, felicidad y sobre todos muchos selectos amigos en tantos rincones del mundo.
Sin duda que el turismo me regaló ciudades, paisajes y amigos.

Los primeros tiempos me sentía como perdido, sin metas, hasta un poco desorientado. Tal vez debiera haber iniciado un nuevo trabajo editorial, otra revista, o un periódico porque teníamos armado un equipo que estaba preparado para encararlo, pero elegimos el retiro con mis jóvenes sesenta y seis años. Pensamos con Norma que era el momento del descanso y una vida más libre, sin compromisos de trabajo, ni empleados, ni “pay roll”, ni disgustos. Tuve varias propuestas de asociación y de varios negocios, pero preferimos el retiro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario