Acercándonos a Cifuentes comenzamos a admirar los hermosos álamos dorados del
paisaje; Esther los llamaba chopos, pero, eran los mismos álamos que yo había conocido
en el delta y que un día habían sido vastos bosques hasta que una peste llamada
“roya” los había aniquilado. Las hermanas Esther y Salud Arbeteta tenían sus
dos casas en una lomada, con vista a un campo de siembra y olivos y con un
lindo jardín y una piscina compartidos. Caminamos
Cifuentes, bordeamos el rio del mismo nombre hasta su nacimiento. Subimos a la
iglesia y conocimos su cementerio donde reposaban los ancestros de nuestras
amigas. Subimos hasta las alturas de la Cueva del Beato, mientras Esther nos contaba la
historia y después, al bajar al pueblo, nos agasajamos con unas tapas y una
copa de buen vino, invitados por un simpático cura, primo de Esther. Me había
introducido en esa hermosa región leyendo “Viaje a la Alcarria” de Camilo José
Cela que Esther Pallí me había regalado.
La Olmeda se
llamaba asi porque antaño existían grandes bosques de olmos a los que una peste
también los hizo desaparecer. Sólo unas pocas familias habitaban la Olmeda y la mayoría era
familia de Esther y Salud. Solamente había un teléfono y en el invierno el
pueblo quedaba totalmente aislado por la nieve. Había un algo especial en la Olmeda, flotaba un encanto
silencioso propicio a la meditación. Dormimos una noche en La Olmeda, en casa de una de
las tías pero antes, después de abundantes tragos, salimos a caminar bajo un
firmamento tan límpido y brillante que nos iluminaba las caras y hasta el alma.
La Olmeda
pertenece a la región de la
Alcarria famosa por sus corderos. El cordero lechal es el
criado únicamente con la leche materna hasta los treinta días desde su
nacimiento y el cordero recental, hasta cincuenta días, se alimenta de la lecha
materna complementada con piensos naturales, como el trigo, la cebada y la
avena. Los probamos. Que delicia ¡
Con los tíos de Esther en la cava de la Olmeda
Esther y Salud ya tenían planeado celebrar mi setenta cumpleaños en el
pueblo de Cifuentes. Habían avisado a Susana Liberman
en Buenos Aires y la querida amiga se vino a España a acompañarnos. Vinieron
también todos mis queridos amigos de Madrid Oskar Dignoes y Malules, Manolo
Coronado y Pilar, Claudio Meffert y Pilar, Víctor Mendoza y nuestra
corresponsal Carmen Ugarte. Fue un día de felicidad inolvidable! Vicente
Espasa, como experto alicantino, preparó con amor una estupenda paella y también
dispuso de los mejores vinos de su selecta bodega para alegrar más tan cariñoso
festejo.
Mi feliz setenta cumpleaños
Vicente con la humeante paella alicantina
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