Mi refugio

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Alborada

miércoles, 21 de agosto de 2013


CIFUENTES Y LA OLMEDA


 

Acercándonos a Cifuentes comenzamos a admirar los hermosos álamos dorados del paisaje; Esther los llamaba chopos, pero, eran los mismos álamos que yo había conocido en el delta y que un día habían sido vastos bosques hasta que una peste llamada “roya” los había aniquilado. Las hermanas Esther y Salud Arbeteta tenían sus dos casas en una lomada, con vista a un campo de siembra y olivos y con un lindo jardín y una piscina compartidos.   Caminamos Cifuentes, bordeamos el rio del mismo nombre hasta su nacimiento. Subimos a la iglesia y conocimos su cementerio donde reposaban los ancestros de nuestras amigas. Subimos hasta las alturas de la Cueva del Beato, mientras Esther nos contaba la historia y después, al bajar al pueblo, nos agasajamos con unas tapas y una copa de buen vino, invitados por un simpático cura, primo de Esther. Me había introducido en esa hermosa región leyendo “Viaje a la Alcarria” de Camilo José Cela que Esther Pallí me había regalado.

La Olmeda se llamaba asi porque antaño existían grandes bosques de olmos a los que una peste también los hizo desaparecer. Sólo unas pocas familias habitaban la Olmeda y la mayoría era familia de Esther y Salud. Solamente había un teléfono y en el invierno el pueblo quedaba totalmente aislado por la nieve. Había un algo especial en la Olmeda, flotaba un encanto silencioso propicio a la meditación. Dormimos una noche en La Olmeda, en casa de una de las tías pero antes, después de abundantes tragos, salimos a caminar bajo un firmamento tan límpido y brillante que nos iluminaba las caras y hasta el alma.

La Olmeda pertenece a la región de la Alcarria famosa por sus corderos. El cordero lechal es el criado únicamente con la leche materna hasta los treinta días desde su nacimiento y el cordero recental, hasta cincuenta días, se alimenta de la lecha materna complementada con piensos naturales, como el trigo, la cebada y la avena. Los probamos. Que delicia ¡
 
 
 
Con los tíos de Esther en la cava de la Olmeda

 Esther y Salud ya tenían planeado celebrar mi setenta cumpleaños en el pueblo de Cifuentes. Habían avisado a Susana Liberman en Buenos Aires y la querida amiga se vino a España a acompañarnos. Vinieron también todos mis queridos amigos de Madrid Oskar Dignoes y Malules, Manolo Coronado y Pilar, Claudio Meffert y Pilar, Víctor Mendoza y nuestra corresponsal Carmen Ugarte. Fue un día de felicidad inolvidable! Vicente Espasa, como experto alicantino, preparó con amor una estupenda paella y también dispuso de los mejores vinos de su selecta bodega para alegrar más tan cariñoso festejo.

 

 
Mi feliz setenta cumpleaños


 
Vicente con la humeante paella alicantina

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