Mi refugio

Mi refugio
Alborada

miércoles, 5 de junio de 2013


LAS FERIAS DE TURISMO


La feria de turismo más grande y más importante el mundo era y es la I.T.B. de Berlín que se realiza todos los años en el mes de marzo. La siguen FITUR de Madrid, la World Travel Maket de Londres y la Semana de Turismo de París. A la convocatoria de Londres no concurrí nunca porque con los ingleses no teníamos ni negocios, ni relaciones. La ITB si, fue una feria a la que desde 1982 hasta 1991 no falté nunca. Berlín se me hizo querida y conocida, tanto su lado occidental como el oriental que visité cuando existía el tétrico muro y después cuando su caída, esperada y feliz.. La ITB era siempre en marzo, duro invierno y allí estuve, con frío, lluvia y nieve, pero pleno de entusiasmo y admiración por su dimensión, su jerarquía y su ejemplar organización. Era tan grande que por su exterior circulaba permanentemente, una flota de automóviles Mercedes Benz que trasladaban a los expositores y visitantes de un pabellón a otro.

La única compañía aérea que llegaba a Berlín era Pan American y lo hacía cruzando un angosto corredor aéreo sobre territorio de Alemania Oriental. En un viaje, el comandante me invitó a estar en la cabina y fue un privilegio que agradecí y viví emocionadamente. En otra ocasión hice el viaje, desde Frankfurt en tren. Cuando entramos a territorio alemán nos advirtieron que teníamos que tener las ventanillas cerradas y prohibición absoluta de tomar fotografías. Por una rendija pude espiar los alambrados de púa a los costados de las vías y los numerosos soldados que apuntaban sus armas al tren. Cuando un militar, con mala cara y peor actitud, subió a pedir documentos no pude evitar un escalofrío. 

Berlín
 
Berlín era y creo que sigue siendo la más importante ciudad de Alemania. Sorprendía la elegancia de sus avenidas, sus parques y su gente y pasear por su avenida principal Kurfürstenstrasse era un placer. Varios años me alojé en el Swiss Hotel, en la misma avenida K”Dam, muy cómodo, y con unos desayunos tan completos que me hacían saltear el almuerzo, o conformarme con una Bradwürst o Weistwurst, salchicha común o salchicha blanca; nunca decidí cual me gustaba más. El último año que fui a Berlín, lo resolví a último momento. Ya no había hoteles disponibles, pero mis amigos de Polvani me consiguieron un camarote en un pequeño barco que en el verano hacía paseos por el rio y durante el invierno descansaba anclado en la costa del río Rhin. Al despertar, por el ojo de buey, miraba los patos nadando tranquilos en las aguas frías. Fue una de mis mejores estadías.
 
Puerta de Brademburgo y el muro de Berlín

 
.            La Puerta, felizmente , ya sin el muro
Nuestra corresponsal en Francia era Francoisse de Tailly, una colombiana ex directora de turismo de su país para Europa y que casada con un francés director de IBM, instaló su empresa en París destacándose al punto de ser elegida directora de la Semana de Turismo de París en su edición de 1986. Fuimos invitados especiales a esa gran feria internacional de París.
 
 Michel Crepeau, Ministro de Comercio, y Turismo de Francia y  Francoisse de Tailly.

CHICAGO


 
Cuando conocimos Chicago fue una sorpresa muy grata. Llegábamos con la idea trasnochada y errónea sobre una ciudad sucia y violenta que nos habían formado filmes como “Los Intocables! “ o “Scarface. La ciudad gigante del medio oeste fue una revelación, enérgica y activa, donde todos parecen estar apurados para llegar a alguna parte. Su arquitectura nos dejó absortos. La excursión en barco por el rio Chicago es como un museo vivo de arquitectura. Sorprendente. Arquitectos de fama internacional fueron convocados para su reconstrucción después del gran incendio de 1871 que dejó sin hogar a cien mil residentes y destruyó diecisiete mil edificios.  

La vista de Chicago desde el piso 60

 

Me asocié con la agencia de publicidad Nu-Line, de Nueva York, propiedad del argentino Aníbal Gonzáles Gastellú quién me había sido presentado y recomendado por Roberto Recio, de Cotal y ganamos la cuenta de promoción turística la República Dominicana para el área hispana de Estados Unidos. Con ese motivo viajé casi mensualmente a Santo Domingo, la capital dominicana y conocí casi todo ese cálido y alegre país que ya prometía ser uno de los más apreciados destinos de playa del mundo y que hoy ya lo es. El corresponsal de la revista era Hugo Mateo, un alegre dominicano con quién pasamos buenos momentos entre tragos de Ron y pasos de merengue. Me recibía en el aeropuerto y almorzábamos en su casa, huevos de tortuga y el sabroso sancocho dominicano. Hugo había sido colaborador personal de presidente Dr. Joaquín Balaguer, en el área de prensa y cinematografía y el ex presidente lo apreciaba. Balaguer que fue siempre soltero, además de poderoso político era un exquisito y prolífero poeta. Con mi socio en Nueva York, se nos ocurrió un negocio para proponerle a Balaguer en la época preelectoral. Hugo nos consiguió la entrevista y lo visitamos en su vieja casona de la Avenida Washington.

Nos recibieron dos guardaespaldas, ex coroneles del ejército, vestidos con guayaberas blancas y revólveres con empuñadoras de oro en la cintura.

Con Hugo Mateo y el ex presidente Balaguer

 

 

 

 


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario