Mi refugio

Mi refugio
Alborada

miércoles, 26 de junio de 2013


DECEPCIÓN


 

Ernesto Novarín era responsable de la distribución internacional de la revista desde Buenos Aires. Unos meses comenzamos a recibir quejas de asociados y suscriptores que no recibían la revista. Mi inteligente colaboradora Susan Carman, viajó a Buenos Aires, hizo una hábil investigación y descubrió que Novarín con la complicidad de un funcionario del sector internacional del correo, cada mes elegían un destino de Asia o Europa, los de franqueo más caro y no hacían el envío. El funcionario ponía el sello como enviado y se repartían el importe no utilizado. Lo despedimos a Novarín y no hicimos la denuncia penal por consideración a su mujer y a su hijo. Me dolió mucho la traición de Novarín, que no era muy querido en la empresa pero yo siempre lo había defendido. Cuando vino a trabajar conmigo era un humilde obrero gráfico. A él y familia los llevé a vivir a USA, viajó a Europa; en fin, comió de mi pan y me mordió la mano. Fue una gran decepción y una ingratitud que me hirió profundo. No fue la única ingratitud. Tuve muchas y algunas muy dolorosas. Al poco tiempo de haber comprado el chalet “Alborada” en Punta del Este contratamos una empleada que vivía en una villa de emergencia y tenía tres hijos, cada uno de ellos de diferente padre. Nos la recomendaron como honesta y trabajadora. Como yo tenía muy buena relación con el intendente Burgueño y estaban construyendo un barrio de viviendas obreras le solicite una para Blanca Sosa que así se llamaba la señora. Cuando el barrio estuvo terminado Blanca tuvo su vivienda absolutamente gratis, hasta hoy. Además estaba muy mal de la vista y no quería atenderse; era terca pero Norma la convenció, la llevo al mejor oftalmólogo donde le recetaron unos anteojos especiales y mejoro su vista notablemente. La ayudamos a amoblar la casa con todos los muebles que sobraban o se renovaban en la Alborada. Trabajo en casa más de quince años; ya se había puesto un poco gritona y mandona, pero la soportábamos porque la apreciábamos y creíamos que era reciproco. Una mañana que estaban en casa dos hermanas de Norma de pronto dijo de muy mal modo que no nos aguantaba más y se iba. Trate de convencerla y saber que le pasaba pero no me atendió. Era soberbia. Mi administradora arreglo sus cuentas y no la vimos nunca más. Ya el gran Cervantes había dicho que la ingratitud es hija de las soberbia.

LA PRAIRIE


En 1996 hicimos un movido viaje a Europa que incluyó la segunda estadía de una semana en la Clínica La Prairie de Suiza, en Clarens, a orillas del Lago de Ginebra. Nuestro interés por La Prairie surgió escuchando hablar de ella con entusiasmo al Dr. Christian Bernard, el primer cirujano que hizo un trasplante de corazón. El Dr. Bernard había sido invitado a la Argentina por Proartel para participar en el ambicioso programa de televisión La Campana de Cristal, en Canal 13, con fines de beneficencia. Bernard, contó que a los cincuenta y dos años había entrado en la clínica La Prairie apoyado en un andador y que había logrado una rehabilitación total. Nuestra primera estadía para el tratamiento de revitalización había sido en 1992. Nos recibió el director, Dr. Thieri Waelli. Ingresamos un día sábado y el domingo nos aplicaron una inyección para comprobar si no había rechazo para el tratamiento con dos inyecciones de células madres que recibiríamos los días martes y jueves siguientes, una a cada lado de los glúteos. Nos preguntaron qué dieta de comidas queríamos y elegimos baja en colesterol. El servicio del comedor y la comida siempre fueron magníficos. La primera vez tuvimos de vecinos de mesa a un matrimonio de bodegueros australianos y la segunda, con menos suerte, a una tilinga, jueza de Santa Fe, Argentina.

En la segunda estadía, en 1995, el Dr. Waelli nos preguntó si nos había hecho bien el primer tratamiento que había sido en 1992. Creíamos que sí porque nos sentíamos muy bien. Hasta hoy, en el 2010, creo que La Prairie fue una buena inversión y habríamos repetido la experiencia que aconsejaba ir cada dos o tres años, pero ya su costo se hizo prohibitivo para nosotros, porque cada semana, por persona hoy cuesta una fortuna. A quienes puedan afrontar ese gasto, vayan ¡Vale la pena! Pero, cuidado con los tratamientos extras, cosmética, belleza u odontología. Son tentadores pero muy caros.
Al despedirnos del Dr. Waelli, le comentamos que íbamos a visitar el vecino pueblo de Gruyère, nos dijo que su casa quedaba en el camino y que lo visitáramos. No fuimos por falta de tiempo, pero cambiamos nuestra errada idea de que los suizos no son cálidos.
 


            El pabellón nuevo de La Prairie

En cinco minutos de ómnibus fuimos a Vevais, el pueblo donde vivió sus últimos años Carles Chaplin en una gran finca que lamentablemente estaba cerrado a las visitas. Pero nos emocionamos ante su monumento, siempre con flores.
El genial Charles Chaplin.

En Gruyère visitamos una quesería de demostración y degustamos la típica “raclette” de queso fundido con papas. Toda la región es hermosa, con aldeas aisladas en la montaña, y casas de madera dispersas en praderas verdes.
     Norma en Gruyère

PREMIOS Y DISTINCIONES



 Hicimos buena amistad con el ministro de Turismo de la República Dominicana, Dr. Rafael Subervi Bonilla que posteriormente se dedicó a la política y fue electo alcalde de Santo Domingo. Durante su período tuvo lugar allí una reunión de Cotal y Suberví dictó un decreto por el que se me otorgaba el título de visitante ilustre. En el mismo acto recibí una distinción de la Asociación Dominicana de Agencias de Viajes que presidía la prestigiosa agente de viajes Rosalinda Thomas.


 George Hueck, ministro de turismo de Curazao; Rosalinda Thomas, presidente de ADAVI; y ministro de Turismo de República Dominicana Dr. Rafael Subervi Bonilla.

 Nombrado Visitante ilustre de Santo Domingo

        
Medalla Strauss del Turismo Austríaco      

 El gobierno de Austria nos distinguió con la Medalla Strauss que recibí en la sede de la Argentina de Agencias de Viajes y de mano del director general del turismo de ese país Dr. Helmut Zolles. Luego, en Viena, el Ministro de Comercio de Austria nos condecoró con un gran diploma y la Medalla de Oro del Turismo Austríaco. La traducción del diploma es: “Considerando sus méritos sobresalientes por el turismo austríaco se le ha otorgado al señor Mario Juan Seoane la Placa Honoraria, en Oro, de la Oficina Nacional Austríaca del Turismo. El nombre fue escrito en el libro de oro de la Oficina Nacional Austríaca del Turismo”


 

                   Con el Ministro de Comercio, Industria y Turismo, en Viena.


Vino a visitarnos a Miami, Vittorio Imparato, Secretario General del Círculo de Timoneles de Oro del Turismo, que tenía su sede en Berlín y contaba con el auspicio del Senado de la ciudad. Habían aprobado mi nombre para ser destinatario de esa distinción en una ceremonia a realizarse en el recinto del senado, durante la realización de la próxima Bolsa de turismo de Berlín. Desde luego que acepté, muy honrado y en una elegante ceremonia recibimos el diploma.


 
En el Senado de Berlín, Timonel de Oro del Turismo

 

miércoles, 5 de junio de 2013


LAS FERIAS DE TURISMO


La feria de turismo más grande y más importante el mundo era y es la I.T.B. de Berlín que se realiza todos los años en el mes de marzo. La siguen FITUR de Madrid, la World Travel Maket de Londres y la Semana de Turismo de París. A la convocatoria de Londres no concurrí nunca porque con los ingleses no teníamos ni negocios, ni relaciones. La ITB si, fue una feria a la que desde 1982 hasta 1991 no falté nunca. Berlín se me hizo querida y conocida, tanto su lado occidental como el oriental que visité cuando existía el tétrico muro y después cuando su caída, esperada y feliz.. La ITB era siempre en marzo, duro invierno y allí estuve, con frío, lluvia y nieve, pero pleno de entusiasmo y admiración por su dimensión, su jerarquía y su ejemplar organización. Era tan grande que por su exterior circulaba permanentemente, una flota de automóviles Mercedes Benz que trasladaban a los expositores y visitantes de un pabellón a otro.

La única compañía aérea que llegaba a Berlín era Pan American y lo hacía cruzando un angosto corredor aéreo sobre territorio de Alemania Oriental. En un viaje, el comandante me invitó a estar en la cabina y fue un privilegio que agradecí y viví emocionadamente. En otra ocasión hice el viaje, desde Frankfurt en tren. Cuando entramos a territorio alemán nos advirtieron que teníamos que tener las ventanillas cerradas y prohibición absoluta de tomar fotografías. Por una rendija pude espiar los alambrados de púa a los costados de las vías y los numerosos soldados que apuntaban sus armas al tren. Cuando un militar, con mala cara y peor actitud, subió a pedir documentos no pude evitar un escalofrío. 

Berlín
 
Berlín era y creo que sigue siendo la más importante ciudad de Alemania. Sorprendía la elegancia de sus avenidas, sus parques y su gente y pasear por su avenida principal Kurfürstenstrasse era un placer. Varios años me alojé en el Swiss Hotel, en la misma avenida K”Dam, muy cómodo, y con unos desayunos tan completos que me hacían saltear el almuerzo, o conformarme con una Bradwürst o Weistwurst, salchicha común o salchicha blanca; nunca decidí cual me gustaba más. El último año que fui a Berlín, lo resolví a último momento. Ya no había hoteles disponibles, pero mis amigos de Polvani me consiguieron un camarote en un pequeño barco que en el verano hacía paseos por el rio y durante el invierno descansaba anclado en la costa del río Rhin. Al despertar, por el ojo de buey, miraba los patos nadando tranquilos en las aguas frías. Fue una de mis mejores estadías.
 
Puerta de Brademburgo y el muro de Berlín

 
.            La Puerta, felizmente , ya sin el muro
Nuestra corresponsal en Francia era Francoisse de Tailly, una colombiana ex directora de turismo de su país para Europa y que casada con un francés director de IBM, instaló su empresa en París destacándose al punto de ser elegida directora de la Semana de Turismo de París en su edición de 1986. Fuimos invitados especiales a esa gran feria internacional de París.
 
 Michel Crepeau, Ministro de Comercio, y Turismo de Francia y  Francoisse de Tailly.

CHICAGO


 
Cuando conocimos Chicago fue una sorpresa muy grata. Llegábamos con la idea trasnochada y errónea sobre una ciudad sucia y violenta que nos habían formado filmes como “Los Intocables! “ o “Scarface. La ciudad gigante del medio oeste fue una revelación, enérgica y activa, donde todos parecen estar apurados para llegar a alguna parte. Su arquitectura nos dejó absortos. La excursión en barco por el rio Chicago es como un museo vivo de arquitectura. Sorprendente. Arquitectos de fama internacional fueron convocados para su reconstrucción después del gran incendio de 1871 que dejó sin hogar a cien mil residentes y destruyó diecisiete mil edificios.  

La vista de Chicago desde el piso 60

 

Me asocié con la agencia de publicidad Nu-Line, de Nueva York, propiedad del argentino Aníbal Gonzáles Gastellú quién me había sido presentado y recomendado por Roberto Recio, de Cotal y ganamos la cuenta de promoción turística la República Dominicana para el área hispana de Estados Unidos. Con ese motivo viajé casi mensualmente a Santo Domingo, la capital dominicana y conocí casi todo ese cálido y alegre país que ya prometía ser uno de los más apreciados destinos de playa del mundo y que hoy ya lo es. El corresponsal de la revista era Hugo Mateo, un alegre dominicano con quién pasamos buenos momentos entre tragos de Ron y pasos de merengue. Me recibía en el aeropuerto y almorzábamos en su casa, huevos de tortuga y el sabroso sancocho dominicano. Hugo había sido colaborador personal de presidente Dr. Joaquín Balaguer, en el área de prensa y cinematografía y el ex presidente lo apreciaba. Balaguer que fue siempre soltero, además de poderoso político era un exquisito y prolífero poeta. Con mi socio en Nueva York, se nos ocurrió un negocio para proponerle a Balaguer en la época preelectoral. Hugo nos consiguió la entrevista y lo visitamos en su vieja casona de la Avenida Washington.

Nos recibieron dos guardaespaldas, ex coroneles del ejército, vestidos con guayaberas blancas y revólveres con empuñadoras de oro en la cintura.

Con Hugo Mateo y el ex presidente Balaguer

 

 

 

 


 


RESIDENCIA Y CIUDADANIA EN USA


Desde los primeros días en Key Biscayne conocimos a la familia de Berta Alvarez, con su papá al que llamaban Caco y su hija quinceañera, Maite, nacida en la Argentina.

Habíamos llegado a USA con visa de negocios, pero habían pasado varios años y ya era hora de tramitar la residencia. En poco tiempo, con la ayuda de un abogado hindú, obtuvimos la famosa y anhelada Green Card. Hoy, todo es mucho más difícil. Ya había pasado largamente el año que habíamos planeado vivir en USA. La residencia legalizaba y facilitaba nuestro trabajo. Cada vez que volvía de un viaje, ingresar a Miami como turista era, en largas filas, lento y desagradable. Los residentes ingresaban en la misma línea que los ciudadanos; éramos menos y el trámite se hacía más ágil. Años después la querida Maite Hoyos de Cimo, hija de Berta y ya distinguida abogada, especializada en inmigración, hizo el trámite para la ciudadanía de U.S.A. que una mañana juramos emocionados, junto a otros, en la Corte de Miami.

Berta estaba divorciada de un diplomático cubano, a quien yo había conocido, ya retirado, en Buenos Aires. Trabajaba para LAN Chile, donde era ejecutiva de ventas y era fanática de los pájaros de los que tenía varios en su casa. Nos encontrábamos en la playa, siempre conversábamos e iniciamos una amistad fraterna. Caco era un personaje conocido y querido entre los habitués de la playa de Galen Drive. Nos queríamos con Caco y cuando yo salía de la playa él me despedía con un cariñoso “Te quiero”. No lo olvido.
 

ALEMANIA


 
En 1992 la compañía Lufthansa nos invitó a un viaje de familiarización por Alemania y a conocer el nuevo aeropuerto de Frankfurt. En el colegio secundario de San Isidro, teníamos un profesor de geografía que siempre nos hablaba de que su lujo era ir a Alemania y pasar unos días de descanso en el balneario y estación hidrotermal de Baden-Baden. Por eso me resultó muy especial llegar al elegante balneario de Baden-Baden, que es también ciudad de congresos y de festivales recordando al profesor Doctor Apraiz. Es la más importante ciudad balneario de la zona de la Selva Negra. Tomé un masaje con jabón y cepillo en una camilla de piedra que en tantos años ya había tomado la forma de los cuerpos y que me hizo crujir los huesos.

 En ese viaje también visitamos un castillo en Baviera, cerca de la encantadora ciudad de Munich que fue inspirador de la réplica que, en pequeño, está en el centro de Disney World, en Orlando y en el Disney Resort de París. El bus nos paró en un sitio estratégico para tomar la foto de ese impresionante paisaje y el castillo del difícil nombre: Neuschwanstein. El castillo fue modelo también para la película “La bella durmiente”. Era como un cuento de hadas y sólo faltaba que apareciera el Príncipe Azul. No pudimos tomar fotos de su rico interior porque no lo permitían. 

 Castillo de Neuschewainstein                           
Balneario de Baden-Baden

 Nuestro primer Honda

 

 Norma y Giácomo Pittino           


Seguía nuestra vida en Key Biscayne. En la misma calle Galen tenía un departamento nuestro cliente y querido amigo italiano Giácomo Pittino, gerente de Polvani Viajes, en Buenos Aires y su mujer, una rubia alta, flaca y simpática a la que Giacomo llamaba “principessa”. Casi al mismo tiempo que la “principessa” quedaba embarazada y nacía Giacomino, Giácomo contrajo un cáncer. Lo acompañamos mucho en su tristeza. Giacómino era su ilusión y la felicidad que había anhelado siempre, pero ahora llegaba cuando la enfermedad fatal no lo iba a dejar disfrutarlo. Giácomo murió en Buenos Aires y ella, pocos años después, se casó con un viudo, vecino de su casa en San Isidro.                 
Normita feliz y atrás Key Colony

Volviendo con Norma de Londres, en el aeropuerto de Ámsterdam nos encontramos con amigos, el doctor Isidro Odena y su primo el doctor Gayo Perez que había sido mi compañero en la comisión administradora de las radios y la televisión. Nos citamos para salir a cenar a la noche siguiente, pero no pudo ser. Esa misma noche de la llegada se incendio y derrumbo el hotel Polen donde se alojaban y Odena desapareció
 
La playa de Key Biscayne