LA POLITICA
La actividad política crecía y ocupaba todo mi tiempo
libre. Con mi hermano Tito y otros amigos ya habíamos formado un grupo bastante
fuerte que aspiraba a ser mayoría en la Unión Cívica Intransigente del partido de Vicente
López. Abrimos un comité político en el populoso barrio obrero de Munro y fundé
un periódico político, de seis páginas, que se llamo” El Ateneo”. El primer número
estuvo dedicado a nuestro líder, el Dr. Arturo Frondizi y a él se lo entregué
personalmente en su departamento del barrio de Flores.
Con Dr. Mariano Wainfeld, y Dr. Arturo Frondizi, presidente
de
Con Arturo Frondizi en televisión.
Frondizi me encargó dirigir la propaganda de la fórmula
presidencial en los medios de radio y televisión. Fue una gran responsabilidad
que asumí con confianza y orgullo. Organizamos el cuartel general de trabajo
para las elecciones en la
Avenida Leandro Além , en un local con subsuelo, planta baja
y primer piso, donde había existido un cabaret que se llamaba “Le Ciel” y que
una vez había visitado, llevado por mi tío Carlos, el marido de tía Flora, la
hermana menor de papa.
El tío Carlos era un típico porteño que merece un
párrafo. Trabajaba en la empresa de ferrocarriles, en Retiro, y a la tardecita,
cuando salía del trabajo, iba con sus amigos a la calle Florida, y se paraban
en la esquina de la farmacia Franco Inglesa a ver pasar las chicas y decirles
piropos. Era buen bailarín y le gustaba salir a bailar pero tía Flora no lo
acompañaba, por eso salía con amigos y algunas veces me invitaba porque yo estaba
aprendiendo a bailar los tangos y milongas que me encantaban.
Mamá fue mi primera profesora de baile. Practicábamos en la Alborada , del arroyo
Guayracá con la música de un fonógrafo RCA Víctor, a cuerda. Con tío Carlos
conocí y bailé con las mejores orquestas de tango, Aníbal Troilo, en el cabaret
Marabú, y con Juan D´Arienzo, uruguayo, en el famoso Chantecler. Años después
lo conocí en el casino del Parque hotel de Montevideo. Lo máximo, fue una noche
que me llevó a cenar al más importante cabaret de Buenos Aires: Tabaris, de
fama internacional. Me llamaron la atención unas señoras elegantes sentadas en
los palcos que rodeaban la pista de baile y el escenario y tío Carlos me enteró
que eran señoras que esperaban que algún cliente las llamara como acompañantes.
Allí escuché un monologo cómico, de sátira política, a cargo de un jovencito
que después se convirtió en el más grande humorista de la televisión argentina;
era el gran Tato Bores.
Podria subir las fotografias de nuevo?
ResponderEliminaro enviarmelas a mi mail apavon1992@gmail.com
ResponderEliminar