KEY BISCAYNE
Siempre juntos ¡
Buena pesca
En las costas del Atlántico había buena pesca y a veces salía a probar suerte, en los barcos que zarpaban de Miami Beach o de Haulover Beach. En
Mi compañero de tenis en Key Biscayne era un médico urólogo, poco menor que
yo. Jugábamos, casi todas las mañanas en las canchas del Hotel Sheraton en la
esquina de nuestro departamento, practicando y ensayando tiros hacia zonas
predeterminadas. Lo hacíamos bastante bien y nos divertíamos como chicos. Una
mañana, cuando había regresado de un viaje la noche anterior, llamé a su casa
para combinar un juego. Me atiende su hijo y cuando le pido por su papá, me
dice:- “papá murió”. Me quedé mudo y trémulo, de golpe se me había presentado,
en vivo, la cruel fugacidad de la vida.
Un recuerdo para una pequeña señora boliviana que nos acompañó por
dieciocho años, ayudando a Norma en todas las tareas de la casa. Su nombre
Leopoldina Fuentes. Decidió casarse con un cubano americano, para poder obtener
los documentos y legalizar su residencia en USA, pero al hombre lo mataron de
un tiro en la frente, una noche, al salir de un bar. Ella siguió tesoneramente
las gestiones y logró no sólo la residencia sino después, también la ciudadanía
americana. Regresó a su Bolivia natal y allí recibe mensualmente su jubilación
de USA.
Norma y Leo
Key Biscayne invitaba al deporte y la vida aire libre. Andábamos en bicicleta con Norma hasta un pequeño puerto deportivo, recorriendo un estrecho sendero senda entre la flora tropical del parque.
La piscina de Key Colony, en Key Biscayne.
Ni la arena ni el agua de Key Biscayne, eran tan buenas como en Miami
Beach, ni como nuestras playas argentinas o uruguayas, pero la teníamos ahí a
pocos metros del departamento y la disfrutábamos. La piscina del condominio,
junto al mar, también era una tentación.
En Key Biscayne descubrí el yoga como una importante disciplina para el
cuerpo y el espíritu y también tomé algunas clases de Tai Chi, del que me había
hablado con entusiasmo la prima de Norma, Graciela Perdomo, que lo practicaba y
enseñaba.
Por el yoga llegué a la meditación. El principio de meditación es el
conocimiento de uno mismo. Cuando no hay ninguna actividad del yo llega el
silencio y el silencio es la verdadera meditación. La mente debe estar callada,
prestando la mayor atención, pero sin calificar, comparar ni desear nada.
Cuando en ese estado el yo está totalmente ausente se llega a la meditación.
Recomiendo el libro “El Yoga de las Cuatro Estaciones” de Andrés Percivale
recordado y querido ex compañero de Canal 13 y el primer locutor del famoso
noticiero Telenoche junto a Monica Mihanovich. Es ameno y muy instructivo.
Andrés vivió en la India
y hoy es un reconocido maestro.
Cuando buscaba secretaria para la oficina en Miami, se presentó una cubana
recién exilada, maciza y extrovertida que ya en la entrevista previa me dijo
que ella ni preparaba café ni se acostaba con el jefe, a lo que le contesté que
ni aunque me lo pidiera. Se rió y la contraté. Fumaba y se sacaba el calzado de
modo que cuando alguien entraba a la oficina veía sus pies descalzos. Era muy
política anti Fidel Castro lo que me simpatizaba y era amiga del gran poeta
cubano Reinaldo Arenas, también refugiado. Reinaldo era un hombre brillante pero
muy engreído y cuando nos conocimos no me dio mayor importancia porque
seguramente yo no estaba a su nivel intelectual. Poco tiempo después murió de
Sida.
Compré una lancha con motor fuera de borda de 85 hp y salíamos a pescar y a
bañarnos en un banco con aguas transparentes frente el faro de Key Biscayne.
Una tarde, en que volvíamos de la pesquería Norma estaba sentada a mi lado y
como vi que una caña en la proa estaba moviéndose peligrosamente, le pedí que
fuera a acomodarla. Se levantó y con tal mala suerte que en ese momento una
pequeña ola sacudió la lancha y la hizo caer. Gritó de dolor y después se quedó
inmóvil, en el piso. Temí que hubiera sido muy grave. Muy despacio enderecé
hacia la guardería. Varios marineros la levantaron y la subieron y acostaron
sobre el muelle. Uno de ellos tomó una manguera y bañó a Norma, con fuerza y
reiteradamente. Era necesario para sacarle toda la sal o agua salada que
tuviera en el cuerpo ante la posibilidad de que fuera necesario un yeso.
Llamaron al “rescue” que es el eficiente servicio de emergencia de Miami. Lo
primero que hicieron fue ponerle en el cuello un collarete preventivo para
evitar cualquier movimiento. Fuimos al Merci Hospital donde estuvo en observación
por tres días. Se le habían aplastado dos vértebras. Mi pobre Normita me había
quedado más petiza. El accidente no había sido mi culpa, pero creo que en el
fondo Normita no me lo perdonó nunca. Sobre todo porque había un antecedente.
Un día volviendo de La Sirena ,
en nuestra lancha, ante la inminencia de superar una ola causada por una embarcación
grande le dije a Norma que tuviera cuidado con una canasta de huevos que
traíamos. Ella cuidó los huevos, pero en el golpe seco que pegó el casco de la
lancha, se lastimó una costilla. En esa época no hacía ejercicios y no tenía
los reflejos la flexibilidad que logró después cuando comenzamos a ir
rutinariamente al gimnasio.
Precisamente en el gimnasio le sucedió a Norma un hecho importante. Escuchó
a una señora hablar un español con un acento que era típicamente rioplatense Pero
Norma, curiosa, le preguntó si eran argentinos. La señora, más bien molesta, le
contestó que ella y su marido a su lado, eran uruguayos Norma les dijo que ella
también era uruguaya y allí con la señora ya más bien dispuesta, siguió una
conversación que descubrió que las abuelas de Norma y de la señora del gimnasio
eran hermanas y en consecuencia Norma y la señora Sonia, que así se llamaba,
eran primas.
El departamento de Galen Dr .
Fué un alegre e inesperado reencuentro porque además resultó que tenían
casa en Punta del Este y muy cerca de la nuestra. Sonia y su marido Edgardo Umpierrez
son hoy encantadores amigos que el destino nos acercó.
Todos los años en el mes de noviembre se disputaban en Key Biscayne varias
carreras. Nuestras queridas vecinas y amigas, Pat Ketchum y Chris Collins, ya habían
participado y me entusiasmaron para anotarme en las cinco millas de caminata
aeróbica. Con seriedad comencé a entrenarme todos los días. En 1995, salí
segundo y gané en 1996 y 1997, siempre mejorando el tiempo empleado.
En Key Biscayne con los cuatro nietos
María, Norma y Beba y Luis Zalamea
Cuántos buenos amigos nos deparó la actividad
periodística y empresaria en el mundo del turismo! Disfrutaba de la
conversación intelectual y la sabiduría gastronómica del colombiano Luis
Zalamea. Había sido director de la
SATO , South American Tourist Organization, funcionario de
Naciones Unidas y ejecutivo del turismo de las islas Bahamas. Pero Luis,
fundamentalmente, era y es un romántico poeta, novelista y ensayista. “El Circulo del Alacrán” y “Las guerras de la champaña” me cautivaron para
leerlos dos veces. Es la reconstrucción
del tiempo y vida de sus antepasados, la zaga de la familia Zalamea Borda que
fue de gran abolengo y un cuidadoso e informado cuadro de costumbres del siglo
XIX .
Zalamea es inteligente y erudito. Su prosa o su poesía, entusiasman.
Debiera ser más conocido y famoso, pero ahora en sus años maduros se lo está
valorando como merece. Yo me deleito conversando con él; lo aprecio mucho y lo
admiro. Sus poemas, en español o en inglés, son de alto vuelo e inspiración. A
su lado está siempre, Beba, una cubana verborrágica y encantadora. Sin duda que
Luis nació para escribir pero la vida lo llevo a tener que escribir para vivir.
Estando en Madrid, en la fecha patria del 9 de Julio me invitaron a un cocktail
en la embajada argentina. Yo estaba conversando con una actriz amiga, Libertad
Leblanc, cuando se acercó la ex presidente argentina Isabel Perón que era amiga
de Libertad. Nos presentamos. Era pequeña, casi insignificante, con un exagerado
acento español que me pareció ridículo. Era Doña Nadie. Sólo el disparate
enfermizo de Perón pudo hacerla vicepresidenta y a su muerte, presidente de
nuestra Argentina.
Cuando Disney World en Orlando, cumplió quince años invitaron quinientos
periodistas de todo el mundo. Fue una celebración increíble. Llamaron a mi
secretaria pidiéndonos datos para confeccionarnos a medida toda la ropa de
etiqueta, hasta los zapatos negros, de charol.
Todo el parque de diversiones se cerró y quedó exclusivamente para
nosotros. Estrenamos un gran hotel destinado solamente a no fumadores. A la
noche, en cada esquina había una montaña de hielo seco en la que reposaban el
champagne francés y las copas. La fiesta duró dos días y tres noches, terminando
siempre con una maravillosa exhibición de fuegos artificiales.
Aunque a Norma no le gustaban mucho los viajes en
cruceros, aceptamos varias invitaciones que nos hacían empresas clientes y
siempre lo pasamos muy bien. Visitamos varias de las islas Bahamas y otras del
hermoso Caribe, como Puerto Rico y Jamaica
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