REVISTA COTAL
Apareció en los diarios de Buenos Aires la convocatoria a una licitación
internacional para la impresión de la revista institucional de la Confederación de
Organizaciones Turísticas de América Latina, con la sigla COTAL. Lo conversamos
con Pallí y nos pareció muy interesante. Me reuní con mis amigos Miguel Brascó
y Dante Albarelli. Brascó era abogado aunque no ejercía, periodista, escritor y
genial dibujante caricaturista y Albarelli era el editor de la revista de la tarjeta
de crédito Diner´s. Les gustó la idea al punto que nos unimos para formar una
sociedad que se llamó “M. Seoane y Asociados” y que se integró con Juan Pallí,
Miguel Brascó, Dante Albarelli y yo, como presidente. Todos aportábamos un
currículo profesional, serio y solvente.
Nos presentamos a la convocatoria a la que también licitaron una empresa de
Miami, USA y otra de Ecuador. El Consejo Directivo de Cotal, reunido en la
ciudad de Jerusalén nos otorgó la concesión por cinco años, con opción por
otros cinco. De los entretelones de esa reunión supimos que bregaron por
nosotros los directores Roberto Rezzio, argentino y el chileno Mauricio Rovira.
Alquilamos oficinas en la Avenida Córdoba , en la ciudad de Buenos Aires y comenzamos
a armar el equipo de trabajo. Albarelli recomendó a Ernesto Novarin como
técnico gráfico y sumamos a Juan Carlos Martelli y a Vlady Kociancich en la
redacción y a Josefina Redonda en ventas. Tanto Martelli como Kociancich, años
después, fueron exitosos escritores, varias veces premiados.
Dada mi relación y cariño por Uruguay, escribí una amplia nota sobre el
turismo en Uruguay. Entreveía el futuro que esperaba a sus extendidas playas, a
toda su geografía y a su buena gente, pero, en el congreso de Salta había
conocido al responsable del turismo, un mayor retirado del ejército uruguayo,
que en una breve conversación me decepcionó totalmente, por ignorante y
soberbio. Consecuentemente, hablé muy bien de las bondades del país y sus
recursos turísticos, pero, señalé la carencia de eficientes políticas de
promoción. Esa nota apareció en la primera edición de la revista y me costó un
disgusto. No tuve en cuenta que, justamente, en ese momento, un alto directivo de
COTAL era el uruguayo Rodrigo Marimón. Si bien lo escrito era correcto, Marimón
quedó muy mal con la autoridad turística de su país y yo recibí el reproche que
correspondía a mi imprudencia. Aprendí que la verdad no siempre es bien
recibida. Mi debut en el periodismo turístico no fue muy auspicioso.
La primera oficina de la revista COTAL
Nuestra función periodística, con la revista era ser voceros de la Confederación y de
todas las asociaciones de agencias de viajes que la integraban. Mi primera
participación fue concurrir al congreso de la AAAVYT , asociación argentina de agencias de
viajes, que se realizaba en la ciudad norteña de Salta. Allí, escuchando las
deliberaciones de los congresistas, comencé a interiorizarme sobre esa
actividad tan interesante y promisora. Poco más de dos décadas después, el
turismo representa para Argentina una de sus mayores actividades económicas, proveedora
de divisas y creadora de miles y miles de empleos directos e indirectos.
Abadía de San Bernardo en Salta.
Fue en Salta donde me reencontré con los paisajes coloridos de sus
montañas, con la elegante arquitectura colonial, el dulce acento de su gente
afable y las delicias de los tamales, las empanadas criollas y el cabezón
vinito torrontés que había conocido en mis épocas de gerente de los canales del
interior, en Proartel.
Salta es la tierra del gran prócer Juan Martín de Guemes, por quien tuve
simpatía desde las primeras lecciones de historia. En sus ponchos, él y sus
valientes gauchos montoneros llevaban escrito “Morir por la patria es gloria “.
En el Congreso de AAAVYT, en Tucumán
Salta seguía siendo una ciudad romántica, con auténtica arquitectura de la
época colonial. Fue la última ciudad que abandonaron los españoles, en la época
de las luchas por la independencia.
Me invitaron a viajar de Salta a Jujuy, por el camino de la cornisa, a
bordo del camión de un amigo; acepté encantado, Pero se nos hizo tarde y
salimos cuando ya atardecía. No era noche de luna y en la cerrada oscuridad,
semi dormido, sentí un golpe muy fuerte y que el camión, después de un breve
zigzag, frenó bruscamente. Habíamos atropellado a una pobre vaca solitaria, en
medio del estrecho camino que corría, entre la pared de la montaña, a la
derecha y el precipicio hacia el valle, a la izquierda. Fue un accidente con
suerte y lo festejamos alegremente a la llegada a Jujuy.
Yo seguía con atención las discusiones de los congresales, en su mayoría
agentes de viajes, con la participación de hoteleros, compañías aéreas y otros
sectores vinculados al turismo; comencé a leer sobre el tema en libros y
revistas y a interiorizarme de esa problemática del turismo que años después
iba a constituirse en uno de los grandes recursos económicos de la república
Argentina.
Se inició una época de viajes muy frecuentes, tanto al interior de Argentina
como a las reuniones anuales del sector que se realizaban en los países
latinoamericanos y a diversos congresos internacionales del sector.
Recién comenzaba el fax. Nosotros no llegamos a utilizarlo. Nos manejábamos
con el télex y su desesperante lentitud. Preparábamos lo télex durante el día
para enviarlos de noche porque el tráfico era menor y también menor el costo. No había
Internet, emails, ni Messenger ni chat ni Skype. Cuantas veces
pienso si en aquellos años hubiera podido disponer de de los asombrosos medios
de comunicación de hoy, cuanto más hubiera crecido y desarrollado nuestra
empresa. En el cara a cara con los clientes muchos ya habían devenido amigos.
A veces me solicitaban dar una charla, lo que hacía con mucho gusto y tenia
buena recepción. Mis temas preferidos eran la publicidad, el marketing
turístico y la preservación del paisaje y las tradiciones, abundando en
ejemplos de los países que habían hecho un buen trabajo en el tema,
especialmente Austria. Los hombres, en su codicia, con el pretexto del progreso
y el desarrollo y, para construir, destruyen, sin respeto por la tradición y la
historia. Bienvenido el desarrollo siempre que sea con una planificación y límites
claros. Hablaba del futuro impetuoso del turismo en América Latina, con sus paisajes
tan variados y seductores, sus tradiciones y folklore, y del futuro que se
ofrecía para grandes inversiones de infraestructura turística. Recordaba que
desde la primera agencia de viajes que fundó Thomas Cooke en 1872, el agente de
viajes vende un sueño que el turista compra lleno de esperanzas que no hay que
defraudar. Me gustaba referirme a la importancia de respetar los nombres
indígenas de los lugares. Ellos siempre usaron una mezcla de poesía, ingenuidad
y misticismo para bautizar sus ciudades y los accidentes naturales de su
geografía. Esa terminología autóctona hace a su historia y su tradición. Me
gustaba hablar de la importancia de los paisajes y de la inmensidad de la
naturaleza y de la gastronomía local como elementos muy apreciados por el
turista. Hacia un chiste sobre la diferencia entre viajero y turista.” El
viajero no sabe a dónde va y el turista no sabe a donde fue”. Leía revistas
especializadas y las guías de turismo que nos llegaban y un día expuse la idea
de que los turistas buscan encontrar en los destinos a aquello que leyeron y
les interesó antes de viajar. Insistía en que, además de su importancia
económica, el turismo es un instrumento de paz, que facilita la relación y el
conocimiento entre los pueblos y hace una enorme contribución al desarrollo
social y cultural de las naciones. En un congreso de la Asociación Argentina
de Agencias de Viajes en la ciudad de Tucumán recuerdo haberme referido al
turismo rural y campesino. Un país agrícola ganadero como Argentina con tantos
espléndidos y tradicionales establecimientos, pero a la vez con toda la
implementación de la moderna tecnología agrícola ganadera, tenía mucho para
mostrar al mundo como ya lo hacían, por ejemplo, Francia e Inglaterra.
En el congreso de la Asociación peruana, en Cajamarca
Después de una reunión de la asociación peruana decidimos hacer una
excursión al Lago Titicaca y a la isla de los Uros donde hay una escuelita que
como toda la isla, flota sobre una capa densa de pajas. El Lago Titicaca es el
lago navegable más alto del mundo y es el centro de una región donde miles de
campesinos indígenas se dedican a la agricultura y a la pesca. Su aguas color
turquesa, consideradas sagradas por los incas, son hoy la frontera natural
entre Perú y Bolivia. Navegamos en sus canoas de pajas y visitamos la humilde
escuelita donde repartimos cuadernos y otros útiles escolares.
Isla
de los Uros, en el lago Titicaca
Perú es un país de increíbles recursos turísticos, por los vestigios de su
cultura incaica, por sus imponentes paisajes, el arte de sus artesanos y su
auténtica gastronomía. Nuestro corresponsal Augusto Cruz Carreño, nos guió y
acompañó en muchos paseos culturales a Trujillo, Arequipa, Cuzco y Machu Pichu
y el feraz Valle de Huaraz. En casa de Augusto me hizo conocer algunos platos
delicados de la cocina peruana como las deliciosas papas a la huancaína. En
Lima había un afamado restaurante llamado “Trece Monedas” en una mansión el
siglo XVIII, donde se vanagloriaban de cientos de comidas, sopas y postres
típicos peruanos. Se considera a la comida peruana como una de las más
diversificadas del mundo. Y no quiero olvidarme de las dulces chirimoyas que
eran mi postre reiterado.
Sr. Mario Seoane: Ud., menciona en algún lugar de sus memorias al Sr. Osvaldo Dighero. Quisiera comunicarme con Ud. vía email (para lo cual necesitaría su dirección electrónica) para poder enviarle unas fotos de esa época y averiguar algo más sobre Dighero, Brand Laboratorios y Agrosoja SRL, del cual estoy seguro que recuerda o tiene información.
ResponderEliminarDesde ya muchas gracias.
Diego.
Sr. Martínez,mi email es<. biscayner2000@gmail.com
Eliminarsaludo. Mario SEoane
Casi me pongo a llorar al leer estas historias en las que nombrás a mi padre!
ResponderEliminarEstamos queriendo saber de Dante y su familia en Quito o donde se encuentren. Agradeceriamos nos contacten ya que hace mucho tiempo que no tenemos noticias de ninguno de ustedes. Gracias Susú y Rodolfo
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo se como llegue a esta página, pero me trajo muy lindos recuerdos, ya que en nuestro taller por entonces una casa muy pequeña en Burzaco prov. de Buenos Aires, haciamos las peliculas para imprimir la Revista Cotal con una tecnologia hoy inexistente, un lindo recuerdo y un eterno agradecimiento.
ResponderEliminarHola soy María Belen Guerrero esposa de uno de los hijos de Dante, no se como llegue a esta página me gustaría escribirte dejo mi correo mbguerreroaviles@hotmail.com.
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